Se ha dicho que nuestro blog carece de fundamentos teóricos o que, de existir, no han sido expuestos, lo cual es cierto. Se ha criticado que nuestros escritos responden apenas a una parcialidad de los hechos y que, además, esa parcialidad está incompleta. Aceptamos la crítica. También nos han recriminado que el blog no es sino la exposición de escritos procedentes de la una pura subjetividad, de elucubraciones que carecen de una base clara y que no son sino muestra de la dispersión teórica de la postmodernidad, lo que es verdadero aunque con algunas salvedades. No puedo negar la falta de fundamentos explícitos, pero si los escritos carecen de ellos es porque se crearon en el deseo de irreprimible de plasmar cuanto antes ideas circundantes nacidas de los basamentos que cada uno de nosotros posee. Si el modo en que se han expuesto las ideas parece la irracionalidad de un sujeto que habla de si mismo, se debe reconocer al menos que dicha irracionalidad responde al impulso de dar forma a planteamientos que no siendo exhibidos nada significan. No se trata entonces que creamos innecesario exponer la teoría que usamos al escribir, o que pensemos que la teoría es variable y se construya con posterioridad (no compartimos la contradicción de los postmodernos que deconstruyen los relatos ajenos para develar proposiciones o teorías subyacentes mientras que niegan la existencia de un fundamento teórico propio: el discurso del fin de los metarrelatos es el metarrelato que pretende la teoría del fin de la teoría); solamente recurrimos a una forma expositiva en la cual las bases de nuestro pensamiento se devela a medida que transcurren los análisis diversos en el blog.
Negada nuestra supuesta postmodernidad quedan todavía dos críticas a las cuales debemos hacer frente: la acusación constante de elitismo contra quienes escriben y otra, mucho más seria, el supuesto elitismo de los temas tratados. Contextualicemos la situación. ¿Podría no ser elitista, en un sentido que se debe explicar, un escrito hecho por un estudiante de la Universidad de Chile, publicado en un blog al cual la mayoría de las personas en el país –por no decir el mundo- no tiene acceso? Ciertamente toda producción intelectual (¡nótese el adjetivo!) de esa índole corresponderá a la acción de un grupo pequeño y segregado de individuos. Por otra parte, la escritura de análisis corresponde a quienes poseen el blog, mas esto no implica exclusividad de parte de ellos pues cualquier persona que tenga acceso a Internet puede comentar los escritos, cuestión que pretende servir como medio para salvar la distancia entre quienes escriben y quienes leen. Veamos ahora el segundo punto en cuestión.
Se nos ha dicho que los escritos representan aquella parte de la cultura consumida por un segmento de la población que constituiría la elite de la sociedad. En razón de ello los análisis expuestos no serían capaces de dar cuenta de la realidad social en su conjunto ni se referirían a la cultura popular, dado que lo último estaría reservado para un grupo cuyo consumo cultural sería otra cosa aún no claramente precisada. Desprendamos de aquí los elementos de los cuales se compone la crítica para así poder responder a ella.
El ataque a nuestros textos supone la existencia de al menos dos grupos sociales claramente diferenciados, el pueblo, portador de la cultura pop, y la elite, portadora de una cultura propia. Esta escisión implica como mínimo dos cuestiones fundamentales: la primera, que existiría una producción cultural diferente para cada grupo social existente, y la segunda, que siendo los grupos en cuestión parte de la misma sociedad, la separación entre ambos tuvo que producirse por efecto de un mismo “corte”. Estamos de acuerdo con lo último, pero debemos cuestionar el carácter absoluto de lo primero. Últimamente, aunque sólo sea en términos estilísticos, es posible apreciar cierta transposición de gustos entre personas pertenecientes a diferentes clases sociales (entre aquellos llamados populares y la elite aún no definida). El consumo de productos culturales, si bien muestra diferencias entre sujetos según su distinto poder adquisitivo, permite que individuos con ingresos y actividad productiva disímil realicen las mismas adquisiciones. Además, suponer una producción cultural diferenciada significaría (según la crítica que se nos ha hecho) la existencia de un conjunto consumidor y otro que sería consumidor y productor a la vez: si hemos entendido bien lo que se nos ha dicho, la elite se define por oposición al pueblo porque controla segmentos sociales especiales (siendo un ejemplo de ello la producción de conocimiento antropológico), y esta posición en la estructura social necesariamente debería devenir en el control de la parte privilegiada sobre quienes sólo son consumidores. Esta aseveración, a nuestro juicio, constituye un error, tanto si se la enfoca desde el punto de vista de los principios como de los hechos que se pueden apreciar en la práctica: en primer lugar, no podemos suponer que un sector de la población sea puramente pasiva ni que esté totalmente controlada por las formas de dominación, pues si así fuera no quedaría más que renunciar a cualquier cambio social que no procediese de la elite; en segundo término, todos podemos apreciar que aún el suceso más calculado puede resultar errado, según el criterio medio fin usado por quien provocó su causa, dado que los sujetos, a partir de sus deseos, actúan de modo no predecible (de aquí el terror de autodestrucción de la teoría de sistemas y el deseo irrefrenable de reducir complejidad bajo cualquier circunstancia). Las conclusiones a este razonamiento son varias, destacándose entre las más importantes que la producción cultural es dinámica, que todos los sujetos participan, en mayor o menor medida en la producción cultural y que todos los grupos sociales son parte del mismo grupo de ideas que los antropólogos suelen llamar, de manera poco apropiada y específica, cultura. Como lo recién dicho en términos teóricos está mucho mejor explicado por Althusser, en lo que sigue y para terminar este largo comentario, hablaremos de algunos hechos que pretenden expresar lo anterior en un sentido práctico.
¿Qué es sino la unidad informativa lo que caracterizar a nuestros canales de televisión? Partiendo por la línea editorial que cada uno tiene y finalizando en esa extraña sensación a conspiración que nos dejan cuando constatamos lo limitado de la información que nos entregan, pareciera difícil poner en duda que en ellos y entre cada uno de ellos debe existir algún tipo de unidad o un elemento conector. Por otra parte, al ver que la mayoría de la programación de nuestros canales opera con una lógica que fue creada en otros lugares, o que simplemente nos muestra otros lugares reales o no (tómese como programa paradigmático Caso Cerrado, que nos muestra como un grupo imaginado en un lugar ficticio -los latinos de Miami- resuelven sus problemas), se hace casi imposible negar que ellos están conectados al mundo globalizado. Ahora bien, lo que cabe preguntarse acá es cómo se refleja la unidad entre los canales y el mundo globalizado. Responderemos por ahora (para que haya más tema sobre el cual escribir y para no aburrir tan temprano a la audiencia) de modo hipotético e intuitivo. Creemos, por ejemplo, que podría haber una conexión entre un programa de Mega vacío de contenido “social”, como lo es Morandé con Compañía, y una película carente de cualquier reflexión filosófica como Anaconda, la cual es constantemente emitida por el mismo canal. Imaginamos además que de algún modo debe existir un punto de unión entre Pasiones y cualquiera de las películas lloronas protagonizadas por Tom Hanks. Pensamos que, muy probablemente, hay un punto de encuentro entre los comentarios anti Derechos Humanos del “padre” (¿¡de quién!?) Raúl Hasbún y la costumbre del directorio de Televisión Nacional de censurar programas y ocultar información. Por lo demás, creemos que tenemos derecho a suponer una “posible” relación entre lo que cada canal de televisión emite y los grupos políticos y económicos que ostentan propiedad sobre ellos. También pensamos que pretender ver puntos en común entre la emisión de ideología y los receptores y creadores de ella no es una locura sino algo plenamente factible.
Ahora que hemos definido al menos de manera intuitiva que es lo que pretendemos aún nos queda resolver la siguiente pregunta: ¿A qué grupo de fenómenos culturales deberíamos abocar nuestros escritos si pretendemos lograr comprender el fenómeno social? La respuesta, por supuesto es Todos. Aunque la tarea sea demasiado grande, señalémoslo desde el principio, impracticable, es esa y no otra la que debemos realizar. Al querer escribir sobre la cultura pop cometeríamos un error dirigiendo nuestro interés sólo hacia lo popular desconociendo lo “elitista”. Si ambos grupos, pueblo y elite, nacieron de una misma escisión, como la posición desigual en las relaciones de producción debido a la posesión diferencial de los medios de producción, la única forma de comprender la creación y el consumo cultural de esos grupos es analizar como se da el fenómeno en los dos segmentos (no negamos que haya más grupos sociales: si hablamos de dos es porque la crítica que se nos ha hecho se define de modo analítico, y se explica de mejor manera, suponiendo que la división implica a dos partes del todo), que relación existe entre ellos y cómo se mantiene y refuerza el “corte” gracias a la utilización de la cultura.
El que nos hayamos ocupado en un principio de elementos culturales propios de la elite (cosa que debería demostrarse antes que suponerse) no significa que seamos elitistas, sino simplemente que empezamos a escribir refiriéndonos a uno de los segmentos sociales y no a otro. Nuestro supuesto de que hay una relación entre las distintas formas adoptadas por la cultura no da lugar a la crítica ya que rechazamos el elitismo tanto como el populismo: el fenómeno cultural no radica en un solo grupo sino en el conjunto. Por esa razón lo pop no puede ser definido ni en referencia a lo popular ni a lo elitista, sino que debe serlo en relación con la totalidad, cuestión que sobrepasa lo “popular” y a la “elite” y que remite por tanto a nuestro verdadero interés, la Antropología Social.
Redactor: Tomás Ernesto Ríos López
5 comentarios:
Tomaaaaaaaaás... no pudiste hacer algo más sintético????
No se si comparta toda la creación enunciativa de aquel castillo...
mi concepción embrionaria la puse en otro post, para que podamos al menos conversar está cuestión...
calma, la paciencia es la mejor virtud...
no hay para que apresurarse a una declaración de principios sólo porque hay una crítica que contestar...
lo Pop debiese tener un ritmo propio, su propia temporalidad...
me parece una exposición magnífica; el concepto queda bastante bien definido y la concepción relacional me parece bastante interesante.
el problema radica en que no existe ningún tipo de justificación en el estudio; los estudios culturales, es decir, darle importancia cultural (en el sentido que tú usas el concepto de cultura) a cualquier tipo de producción humana, tienen generalmente poca incidencia real en las discusiones teóricas; a través del análisis "pop" que se plantea, veo improbable que se alcance algo más que lo que ya se sabe: existe ideología y opera de cierta forma ya muy conceptualizada por diversos autores. ¿Cuál es el interés de la relación entre Tom Hanks y Pasiones? ¿hay alguna incdencia NACIONAL, de inscripción de nuestra cultura en una producción cultural mayor? ¿Cuál es el aporte, cuál es el planteamiento, más allá de querer analizar la cultura pop? Si se propone tan sólo hacer los "análisis", no entiendo para qué; en general, ese es el problema de los estudios culturales; ¿cuál es la incidencia de hacer un análisis estético de un yo - yo como producción cultural? La pregunta es: ¿a qué quieren llegar?
y bueeeno, haré una aclaración necesaria a mi post anterior para no ser lapidada por irremediablemente posmoderna (cuestión que no creo ser, de hecho también tengo la pretensión de Ser sin necesidad de explicarme por desagragación o agregación de multiplicidad de adjetivos del tipo: soy pozmo, feminista, medio mistica, histerica y bipolar)
En fin, cuando me refería a lo Pop como algo equiparable al agua indudablemente me referia a lo Pop entendido como objeto estudio y en ningún caso a lo Pop como teoría. Sería imposible mostrar/ señalar un concepto. En cambio si es factible mostrar los objetos comprendidos por una denominacion -verbigracia lo Pop- mostrándolo.
Tal vez el modo demostrativo sea menos invasivo de su propia cosntitución que un modo categorial a priori...
esop.... Marce
Si me preguntaras a mi -q egolatra- que tambien hago analisis culturales rancios de la Catolica, te diria ¿que hay detras? La conspiracion por supuesto. A eso se quiere llegar. Pero no es una conspiracion a lo de la de los viejos de los expedientes (aunque eso seria fascinante) sino de denunciar los poderes que se mueven detras de todo, o, podria decirse de otra forma, los intereses. En cierta forma mi teoria de la conspiracion es una teoria del interes. O sea, que todos son culpables. Los capitalistas y los oprimidos son humanos, y por ello, contienen a tanatos y eros. Aca no hay ogros empresariales ni princesas proletarias esperando a ser rescatadas por galanes teoricos marxistas. TODOS somos culpables; aunqe obviamente, a distintas formas y a distintos niveles. NO, no creo q los pobres sean pobres por su culpa. Solo digo q a la hora del juicio, parafraseando a Jesus, NADIE podria lanzar la primera piedra. Pero bueno, me extiendo demasiado....
Jjajaj y haría un retruecano con las palabras de Chilote y diria que:
Las discusiones teoricas tienen generalmente poca incidencia real
Normalmente la gente solo hace las cosas y despues se sienta en el W.C. a pensar. O mas bien, eso lo hacemos nosotros, los "pseudo intelectualoides" (gran concepto)
Lo que del pop tiene propiedades acuaticas me parece un buen aporte. Como que lo atrapas y se te escapa a la vez? Como el agua entre los deeeedos (8) jajaja Buddy Richard
Estoy batiendo un record de posts en cadena para evitar leer. Lo gracioso es que igual termino....LEYENDO esto. Si, soy un ocioso.
Todos somos culpables? Ñe, eso me suena al Papa hablando del pecado original más que a un antropólogo exponiendo la "teoría de la conspiración" (esa es una teoría?????)
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